Yuruparí: cosmología ancestral de Sudamérica, cosmología sumeria y Las Pléyades


Cosmología mesoamericana, sumeria, egipcia, Isis, Ishtar, María, Horus, Jesús; todo es lo mismo, todos venimos del mismo lugar y allí es a donde todos vamos.

Cuántos de nosotros no recordaremos un programa llamado “Yuruparí”, si no me equivoco, lo pasaban por el canal once, no recuerdo bien de que trataba el programa, el hecho es que probablemente gracias a que la introducción del programa era la canción “El Pájaro Campana o Pájaro Chogüi” ese nombre me acompañó por años alojado en un rincón de mi cabeza. En todos los años que llevo fuera del país, he hecho muchos amigos y he conocido mucha gente de distintos países y formas diferentes de pensar. Como muchos otros países, Colombia es un país estigmatizado por muchas razones, pero particular y principalmente por la violencia y las drogas. Con todo el dinero que gastan en publicidad y aunque Jim Carrey haya sido servido de la mano del propio  Juan Valdez, este hombre, su mulita y el café, no son ni de lejos, algo con lo que la gente asocie a Colombia a primera instancia.  Así que casi todas las preguntas que me han hecho siempre sobre el país, están relacionadas con violencia y con droga. Como dicen los españoles “es lo que hay”. Al principio me ofendía y la verdad es que tampoco me encontraba capacitado para responder a esas preguntas, me faltaba el conocimiento, y si lo hacía, respondía  con ignorancia y con argumentos estériles y alegres, es decir, con más corazón y falso nacionalismo que con objetividad, verdad e identidad.  Cuando los colombianos en el exterior nos vemos expuestos a preguntas de ese tipo, solemos dar respuestas como: “La guerrilla es la mala, son unos hijueputas que matan, asesinan y secuestran“, excluyendo al estado de toda responsabilidad en la situación del país, cuando el estado hace exactamente lo mismo. Ahora se que con ese tipo de respuestas, yo cometía un acto de irresponsabilidad.  Otra respuesta típica era; “A los colombianos no nos gusta la «droga» y no la consumimos, allá casi nadie mete”. Sintiéndonos sucios y queriéndonos quitar de encima el pecado, como si en este mundo, «drogas» sólo fueran las ilegales y como si «drogas» sólo existieran la cocaína y la marihuana. Escribo la palabra «droga» entre comillas, porque rechazo y refuto el concepto y las asociaciones que se hacen automáticamente al respecto, considero que son conceptos pobres, limitados y que hemos sido condicionados para pensar así. Tenemos que liberarnos ya de la mierda que nos meten en la cabeza.

Terence McKenna nos puede ayudar

Otra triste técnica con la que se suele intentar la redención del pecado de ser colombiano y lavar nuestra imagen, es enseñando a nuestros amigos y conocidos  extranjeros, videos en donde tristemente se ruega a la gente que vaya a Colombia, como ese video que no soporto del niño con voz chillona de “Colombia is passion”, o como el otro video de, “Colombia, el riesgo es que te quieras quedar”. Uno muy bueno sí que vi hará un par de meses, es el del man colombo-japones que se esparció como pólvora por Internet y dice cosas muy bacanas.

Y finalmente, el pataleo de ahogado de muchos colombianos en el extranjero, un cuento abominable en busca de aires de superioridad. La negación de la similitud entre nosotros los colombianos con nuestros hermanos de Ecuador, Bolivia y Perú.

Desafortunadamente, recuerdo en Colombia yo mismo haber usado expresiones como “ese man parece peruano”, “uff, mire, severo ecuatoriano”, “tremendo boliviano” como sinónimo de que alguien era feo, de malos modales, de clase social baja, de que había que tenerle desconfianza, etc.

¿entonces qué? ¿somos más blanquitos? ¿más lindos? ¿más honrados? ¿menos indios?

La verdad es que Colombia con aproximadamente 87 pueblos o etnias indígenas, es un país más indígena que cualquier otro país de América latina, a excepción de Brasil con 222. Perú tiene 72, Venezuela y Bolivia 36, y Ecuador 26.

Así que ya podríamos estar pensando en dejar de utilizar la palabra “indio” para ofender, palabra por cierto mal utilizada, un indio es alguien nacido en la India, de hecho, incluso llamarlos indígenas desde mi punto de vista es incorrecto ya que este término surgió gracias a que el masón asqueroso de Cristóbal Colón mintió, y decía creer haber llegado a las Indias y no a América.

De regalo un mapa con las etnias indígenas del país, haz clic en el mapa para verlo grande.

Sólo hasta que comencé a interesarme verdaderamente por los orígenes de esa tierra llamada Colombia, fue que una cascada de palabras, términos, sonidos e imágenes abandonaron un cajón de mi mente que estaba marcado con una etiqueta que decía así, “Palabras, cosas alegres y jolgoriosas del lugar donde nací”, o sea, cosas que reconocía, que sabía que eran algo autóctono, folclórico y muy significativo para poder identificarme a mí mismo como individuo y para identificar también que papel jugaba yo en la identidad colectiva del país, pero que no sabía qué significaban ni qué eran”. Como resultado de investigar e interesarme por mis raíces, en todos estos años me he dado cuenta de que Colombia no es lo que nos cuentan y mucho menos lo que nos educan para creer.  Así es como “Yuruparí” la leyenda, llego hace poco a mi cabeza para exigir ser expuesta aquí.

Frente a narraciones indígenas tales como mitos, leyendas y relatos de cosmogonía es necesario tener en cuenta que su influencia en la narrativa de la colonia y en la actualidad es casi nula, pues su rescate ha sido más bien tardío. Es lo que sucede precisamente con La Leyenda Yuruparí, epopeya indígena al modo del Popol vuh de los indios tarianas de la región colombo brasilera del Vaupés. Aunque cabe aclarar que existen diferentes versiones de la leyenda, como la versión de los Nukak, cambiando el contenido de la misma dependiendo del pueblo a la que pertenezca.

La leyenda recoge mitos de origen prehispánico y sólo recientemente ha sido vertida al español, por lo que su influencia en la literatura hispanoamericana no ha sido importante. Hay que recalcar que esta represión de información se hace siempre de manera deliberada para que no sepas nada de tus orígenes y para que jamás tengamos una verdadera identidad cultural, así nos pueden seguir robando desde los países del norte, y lo que es peor, así nos vamos a seguir robando entre nosotros mismos. Es lo que hace la falta de identidad y el falso nacionalismo promovido por el estado. Sí, ese nacionalismo rústico de pulserita tricolor, de camiseta de la selección y de Shakira es la machera; de lagrimas, sudor y pedos, pero que no propone nada constructivo, ni hace que la gente se haga responsable y se apropie de lo suyo.

Las cosmologías indígenas han sido uno de los temas más atractivos y a su vez menos comprendidos para el hombre occidental. Existen diversas interpretaciones que erróneamente, han tratado de ver en ellas “una mentalidad primitiva”, “un pensamiento pre-lógico”, en el que todo se confunde. Para algunos autores es un pensamiento dominado por el animismo, para otros por las emociones. Se ha querido ver en su forma de ver el mundo una ciencia errada (lo cual es atrevido de afirmar cuando los mayas podían predecir eclipses mil años antes que los europeos), en otras un mundo poético y para algunos psicólogos una mentalidad infantil: la infancia de la humanidad.

Faltando a la neutralidad científica, aun hoy día perduran muchos prejuicios. Las cosmologías indígenas no han podido evitar el prejuicio de que se crea que están basadas en una “mentalidad primitiva”, nada más injusto y lejos de la realidad cuando todas las funciones identificadas en el pensamiento indígena, como por ejemplo el uso de imágenes o metáforas son universales y características del pensamiento humano en general y están presentes también en La Biblia, El Corán, La Torá y en muchos otros libros de carácter religioso y cosmológico.

Una anécdota interesante es que al empezar la arqueología como «ciencia», tal y como la conocemos hoy día, en Alemania surgió un movimiento de seminaristas y clérigos que se dieron a la tarea de “confirmar la historicidad de la Biblia”. Pues bien, resulta que ante la verdad del engaño del mito bíblico, muchísimos fueron los que colgaron los hábitos. De hecho, el Papa Pío IX reaccionó apuntalando la infalibilidad papal para evitar tales “desmadres” científicos.

¿Todavía crees que Jonás de verdad vivió tres días dentro de una ballena y que una serpiente parlanchina convenció a la pobre Eva de comerse la manzana?

Un hombre que abrió el mar en dos, dioses creando hombres de madera y alguien que vive tres días dentro de una ballena. ¿Y la diferencia es?

Desde un punto de vista racional, laico, secularizado y científico, los evangelios son apenas un cúmulo de historias más o menos interesantes que, en el mejor de los casos, apenas tienen una tenue ligazón con la realidad histórica.

«…. El Cosmos es un desafío constante que atrae la atención de todos nosotros, quizás porque somos herederos de algún legado perdido en la noche de los tiempos y ello hace que “naturalmente” nos sintamos atraídos por lo ignoto». bibliotecapleyades.net, Sebastián Juan Pagano.

La Leyenda de Yuruparí era de común conocimiento en las tribus del Amazonas colombiano-brasileño, especialmente en la cuenca del Río Vaupés, habiendo sido transmitida de manera oral.

A finales del siglo XIX, el nativo brasileño Maximliano José Roberto escribió una versión en lengua ñe’engatú con caracteres latinos. Dicha versión se perdió y sólo quedó la versión italiana que de dicho texto hizo Ermanno Stradelli, publicada en el boletín de la Sociedad Geográfica Italiana en 1890 bajo el título de Leggenda dell’ Jurupary ¿cómo es que tardo casi dos siglos en ser difundida para nosotros en América?

Stradelli afirmó:

“… un trabajo destinado a modificar profundamente todo aquello que se conoce sobre estos indígenas y a aportar una inmensa luz sobre su proveniencia”.

A pesar de existir dicha versión, el texto pasó desapercibido por mucho tiempo tanto para brasileños como para colombianos ¡vaya sorpresa!. Sólo fue hasta la década de los cincuenta cuando hubo una traducción al español.

El texto está ubicado temporalmente «en los principios del mundo» y geográficamente en la Sierra de Tenui, ubicada a los márgenes del Rio Içana, afluente del Río Negro, que a su vez desemboca en el Río Amazonas.

¿Por qué la falta de interés que hasta la fecha ha existido por estudiar la leyenda de Yuruparí desde un punto de vista literario?, lo cual no ocurrió con otros textos amerindios como el Popol-Vuh de los quichés de Guatemala.

En Wikipedia, intentando explicar el origen del término Yuruparí, aparecen los nombres de las personas que han investigado el fenómeno a fondo, y han dado alguna teoría. A continuación sus nombres:

  • Henri Coudreau (frances)
  • Jacqueline Bolens (francesa)
  • Reichel-Dolmatoff (Austriaco nacionalizado colombiano)
  • Anton szandor lavey (el mismísimo putas Estadounidense)
  • Milagros Palma (Nicaraguense)
  • Stephen Hugh-Jones (Inglés)

¿Dónde están los investigadores colombianos? ¿por qué como siempre, son extranjeros los que descubren y se encargan de investigar y desentrañar nuestros orígenes?

Yuruparí significa “fruta” milagrosamente fecundada

Yuruparí

Nacimiento de Seucy

En la concepción de este personaje intervienen Las Pléyades y el agua.

Una epidemia atacó a los hombres y sólo sobrevivieron algunos viejos y un payé (chamán). Para resolver lo que podría ser el fin de la raza, las mujeres se reunieron en el Lago Muypa, donde Seucy (nombre dado a constelación de las Pléyades) solía bañarse. Las mujeres no llegaron a ninguna solución, cuando Seucy vino a bañarse. En ese momento el viejo payé, quien estaba presente a pesar de que las mujeres no se habían percatado, las reprendió por haber desobedecido su prohibición de acercarse al lago. Como consecuencia, Seucy ya no volvería a bañarse allí, y en adelante, las mujeres no podrían participar en los asuntos de importancia. A continuación el payé fecundó a todas las mujeres. Diez lunas después todas las mujeres dieron a luz en el mismo momento y entre los recién nacidos se destacaba por su belleza una niña que fue llamada Seucy, por ser una réplica de la Seucy del cielo.

Nacimiento de Yuruparí

Al llegar a la edad de los primeros amores, Seucy, aún pura, se antoja de comer la fruta Pihycan (presuntamente la Piquia, una nuez de la región amazónica). Fácilmente encontró algunas y los jugos de la fruta la fecundaron. Intentó ocultar su estado, pero eventualmente fue imposible y confesó la historia del Pihycan. Cuando nació el niño se parecía al sol por su gran belleza. Los tenuinas lo proclamaron su tuixáua, su jefe, y lo llamaron Yuruparí, que significa engendrado por la fruta.

Desaparición de Yuruparí

Una luna después del nacimiento de Yuruparí, la gente decidió entregarle las insignias de cacique, pero no estaba la itá-tuixáua, la piedra del jefe, por lo cual tenían que ir a la Sierra del Gancho de la Luna a recobrarla. Pero las mujeres dividieron la tribu en dos bandos: unas decían que todos debían ir por la piedra, otras que debería ir los hombres solos. Discutieron por una luna hasta que se dieron cuenta de la desaparición de Yuruparí.

Las mujeres culparon a los viejos y los amenazaron con darles «el suplicio de los peces», una tortura consistente en atar el cuerpo dentro del agua, dejando la cabeza afuera, herirlos para que los peces, atraídos por el gusto de la sangre, vinieran a devorarlos. Incluso llegaron a atar a los hombres para que no escaparan.

Durante la noche, se escuchó el llanto de Yuruparí proveniente del árbol del Pihycan. Cuando llegaron a él, todo quedó en silencio. La segunda noche se repitió el llanto y buscaron entre las ramas del Pihycan pero no encontraron nada. La tercera noche cercaron el árbol pero empezaron a escuchar el llanto entre ellos, sin poder descubrir su origen. El llanto era tan aterrador que decidieron no volver a buscar a Yuruparí.

A pesar de que el llanto no cesaba, todos se olvidaron de Yuruparí menos Seucy, quien retirada en la cima de una montaña lloraba la ausencia de su hijo hasta que dar dormida en las madrugadas. Pasaron tres noches así. Una mañana, cuando se despertó se dio cuenta que la leche de sus senos no estaba. Intentó quedarse despierta para ver quién se estaba amamantando, pero el sueño la vencía y al día siguiente amanecía sin leche.

Pasaron dos años y el llanto fue remplazado por risas, cantos y gritos de un niño jugando con seres desconocidos. Yuruparí crecía fuerte, aunque invisible, a la vez que Secuy envejecía rápidamente.

El regreso de Yuruparí

Quince años después, en una noche de luna en la que la Seucy celeste vino a bañarse en el lago, reapareció Yuruparí en el pueblo de la mano de su madre, la Seucy terrenal. Era un joven tan hermoso como el sol. Los tenuitas se apresuraron a darle los ornamentos de cacique aunque todavía faltara la itá-tuixáua.

Análisis por partes.

  • En la mayoría de  mitologías al rededor del mundo se habla de un gran cataclismo al que sobrevivieron unos pocos poseedores del conocimiento y que son los encargados de repoblar el mundo.

Se habla de una época, dentro de la creación que hoy vivimos, en la que los dioses, al enojarse con la humanidad, intentaron destruirla a través de una inundación.

La historia biblica del diluvio (El arca de Noe) es sólo una de las muchas versiones, y tiene su origen en un relato sumerio-bablionio, el poema de Gilgamesh (ver mitología_sumeria). El el relato sumerio, Noe recibe el nombre de Utnapishtim.

Los relatos griegos, también narran como Zeus intentó acabar con la humanidad con una inunndación, sin embargo, Prometeo (ver mitología grecorromana) advirtió a Deucalion y a Pirra.

Manu fue salvado del diluvio del Hinduísmo (ver mitología india) por Visnú, encarnado en Matsya, su avatar en el que adopta forma de pez.

Los mitos del diluvio, también aparecen en Perú y en China, entre los aborígenes australianos y en muchas de los indios norteamericanos, com por ejemplo el mito de los Mandam, del hombre solitario (véase mitología americana).

Los etnólogos en el siglo XIX pudieron recoger en Serbia, un ciclo de mitos eslavos sobre el gran diluvio del que el único sobreviviente fue Krayatz, quien fuera salvado por Kurent, el dios del vino.  (Ver Nekken el Astronauta de Piedra).

  • Las Pléyades están siempre presente en la cosmología de todos los pueblos del mundo. ¿Por qué Las Pléyades? ¿Qué tienen de especial?

Como ejemplo, veamos esta breve comparación entre lo que eran Las Pléyades para los pueblos nativos del Vaupués y para los Moais en la Isla de Pascua en Chile.

Esta constelación se encuentra varias veces en el relato de Yuruparí, y sobre todo en el nacimiento de Seucy, en los nombres de Meenspuin y Seucy, y el del lago Muypa, los tres relacionados también con lo divino y la fecundidad.

La razón por la que esta constelación es tan mencionada, es porque sale por el oriente,se eleva en el firmamento después del ocaso a fines de septiembre, y antes del amanecer a finales de marzo. En ambos casos anuncia la migración de los peces, la temporada de cosecha, y de maduración de los frutos de palma, y por consiguiente, el tiempo propicio para los rituales de iniciación. Por eso, así como nosotros las vemos como ‘las siete cabritas’, las tribus del Vaupés las ven como un conjunto de frutas de palma. Por lo tanto, el lago Muypa, Seucy y Meenspuin, están tan relacionados, como en los mitos Romi Kumu y Meneriyo, con las frutas y las Pléyades, lo femenino y la fecundidad.

Los Moais de la isla de Páscua miraban a Las Pleyades y a Orión.

A los enigmas ya conocidos de la isla de Pascua hay que añadir las novedosas propuestas arqueo-astronómicas planteadas por el astrónomo español Juan Antonio Belmonte y el antropólogo chileno Edmundo Edwards. Su tesis es que los gigantes de Te-Pito-O-Te-Henua (El ombligo del mundo) miraban a las Pléyades, al cinturón de Orión y a la Luna.

El grupo de estrellas de las Pléyades parece haber sido crucial…

La primera y última visión de las Pléyades o Matariki al atardecer marcaba el mejor período, la época de esplendor, la estación más próspera del año, conocida como Hora Nui, en la que se podía pescar libremente. Era el tiempo de la cosecha y los rituales en los ahus, un período durante el cual la guerra estaba prohibida. Por el contrario, la época en la que estas estrellas no eran visibles en el cielo pascuence se correspondía con el período hitu, la estación negra. Esto demostraría la singular relación que guardaba este grupo de estrellas con el calendario pascuence. Y explicaría por qué los siete moais de Ahu Akivi son los únicos de la isla que miran hacia el mar y están orientados a la puesta de la constelación de Tautoru, marcando el principio del año rapanui.

Parece haber mensajes o respuestas escondidas para nosotros en Las Pléyades.

  • Todos los dioses en todas las culturas piden ser adorados con sacrificios.

Y la literatura precolombina como todas las otras alrededor del mundo, no es más que justamente el relato de la adoración por medio de sacrificios a los dioses. Para mi este es un claro indicio, de que dichos dioses fueron más bien seres venidos de algún lugar del cosmos, extraterrestres o humanos venidos del futuro. Lo que sea, pedir sacrificios como símbolo de adoración, es más una característica acorde con seres imperfectos que con Dios que es fuente de todas las cosas y que esta por encima de la adoración, del pecado y de cualquier banalidad humana. Para nosotros, ofender a dios es imposible, como para un niño de un año es imposible ofender a un viejo de 80.

Información adicional sobre el sacrificio enlace 1, enlace 2.

Para entender mejor el concepto de sacrificio en la cosmología y en la cultura mesoamericana e introducirnos más en el mundo de los dioses, recomiendo ver también la serie de videos «El mensaje de Quetzalcoatl». parte 1parte 2parte 3parte 4parte 5.

  • Yuruparí nace de la virgen Seucy que come el fruto pihycan, y el jugo-semen del Sol, se le cuela por las partes más ocultas y la deja encinta.

«… Un día quiso probar la fruta del pihycan (fruta prohibida para las muchachas impúberes porque despierta en ellas los apetitos latentes), y se internó en la selva (…) La bella jovencita escogió las más hermosas y maduras, las amontonó frente a ella y empezó a comerlas.

Tan jugosas estaban, que parte del jugo escurrió por entre sus senos y bajó hasta bañarle las partes más ocultas, sin que ella le diera a esto ninguna importancia

Después de diez lunas, nació un niño robusto, que superaba en belleza a su madre. Era como el Sol».

Esta es una de las historias que más se repite a lo largo del planeta, Isis, Semíramis, Ishtar, Astarté, Cibeles, Afrodita y Venus fueron todas mujeres vírgenes fecundadas por dioses con propósitos divinos. Si buscas encontraras más en cada cultura del planeta o bien puedes ver el documental Zeitgeist que aunque no es completamente exacto, ayuda a hacerse una idea del tema.

  • Yuruparí es elegido payé – chamán – y tuxáua – cacique – de su tribu.
  • Viene a cambiar las leyes matriarcales y caóticas por las leyes del Sol, que son en esencia patriarcales y ordenadas.

Todos los hijos de los dioses, como Yuruparí o Cristo, vienen a enseñar, instruir y a instaurar las leyes de sus padres. Tienen una misión religiosa o evangelizadora que cumplir. Así pasa pues con Enki y Enlil, los hijos del dios sumerio Anu, en el Popol vuh, en La Biblia, cuyas historias narran lo mismo o son una copia de la religión sumeria y egipcia, y así en todas y cada una de las culturas sobre la faz de la tierra.  Así es como cuando le rezas a la virgen María, en realidad le estas rezando a Isis y probablemente al rezarle a Jesús le estas rezando a Horus.

El Sol, dios Padre

El Sol en la leyenda es el padre del héroe, y además, le entrega a éste el matiry, que es una bolsa mágica con objetos y hierbas para que haga hechizos y tenga los poderes de un buen brujo. En los mitos es importante citar un mito barasana (Tuc.) que llama a sol Yeba Haku, Creador del mundo y padre de un héroe llamado Yeba. En otros mitos, no aparece como un personaje, pero sí relacionado con otros como los monos, los truenos y el fuego.

En relación con otras culturas, se parece mucho a los dioses del resto del mundo, como Viracocha (Perú), Sué (Muiscas de Colombia) Alá (Islam), Edshu (yorubas de África), Yavé (Judaísmo), Zeus (mitología Griega). Todos se relacionan con el Sol de una u otra manera. Y Yuruparí como hijo del dios, se parece también a los hijos de dioses de otras culturas. Podemos hablar de Jesús, de Buda, de Quetzalcóatl, de Mahoma.

  • También trae un conjunto de ritos, cantos y mitos sobre sus ancestros.
  • Visita diferentes tribus para instruirlas sobre las nuevas leyes, y en cada tribu se le presenta resistencia por parte de las mujeres.

En las diferentes culturas, los dioses montaban sus carruajes celestiales y solían desaparecer por temporadas y volver pasado un tiempo. Algunas personas, creen que durante el tiempo que desaparecían, por ejemplo de Mesopotamia o Sumeria, aparecían en Escandinavia, Guatemala o México,  en donde continuaban con su misión evangelizadora en el planeta, instruyendo a la gente e instaurando leyes y donde eran adorados con diferentes nombres, como Thor el dios del trueno, o Quetzalcoatl, Aquí también podemos recordad la leyenda de Nekken el astronauta de piedra. Esto nos lleva a la conclusión de que podrían ser los mismos dioses conocidos con diferentes nombres alrededor del mundo, y aun más, cuando en todas las culturas, los dioses compartían las mismas características o poderes.

Yuruparí por ejemplo, al igual que Enki, Enlil y Thor, tiene también el donde del trueno: “su cuerpo irradia luz o fuego, y está dotado de agujeros que producen sonidos musicales, o truenos, según el caso. En sumeria, África y América , los dioses descienden y viajan en naves.

  • Apariencia y características humanas de los dioses.

Esto es en todas las culturas también, Enlil y Enki, Thor, los Dioses griegos, Jesús, por supuesto Yuruparí y otros dioses como el dios muisca Bochica, un dios que curiosamente por la descripción que hacían los muiscas, físicamente parecía más un vikingo que un nativo puesto que todos sabemos que por genética los nativos son casi lampiños.

Según el Sacerdote Lucas Fernández Piedrahita, en su célebre texto «Historia general de las Conquistas del Nuevo Reino de Granada.» Capítulo III, afirma sobre Bochica:

«…solo con los tres epítetos referidos. Este tal, dicen que tenía la barba muy crecida hasta la cintura, los cabellos recogidos con una cinta como trenza puesta a la manera que los antiguos fariseos usaban los pilacterios ó coronas con que se rodeaban las cabezas, trayendo colocados en mitad de la frente los preceptos del Decálogo. Pues á ese modo, refieren, le usaba, y esa forma en los rodetes que se ponen los indios en las cabezas, colocan una rosa de plumas, que les cae sobre las cejas. Andaba este hombre con las plantas desnudas, y traía una almalafa puesta, cuyas puntas juntaba con un nudo sobre el hombro».

Excepto por la trenza, Bochica se asemeja mucho también a la descripción del dios Júpiter.

  • Entre sus mismos discípulos hay unos traidores y hay otros fieles a él.

¿Te suenan de algo doce discípulos y un traidor? y no fue sólo Jesús, hubieron más dioses con doce discípulos.

  • Encuentra el amor en una mujer mortal llamada Carumá.

Otro suceso recurrente es los dioses o los hijos de los dioses teniendo relaciones, enamorándose o casándose y teniendo descendencia con mortales.  Esa es la historia de Las pléyades, Mérope, esposa del mortal Sísifo. También los Anunnaki, Nefilim o gigantes de La Biblia son hijos de dioses con mortales.

  • Al final del relato se aleja por el Oriente para buscar a una mujer que sea digna del Sol.

Conclusiónes:

Es muy importante empezar a recuperar ya el tiempo perdido y combatir toda actitud e iniciativa que persista en negar o desconocer la validez e importancia cultural de  los pueblos indígenas. Abandonemos ya el condicionamiento y la matrix creada especialmente para Latinoamérica en donde los pueblos autóctonos o nativos no tienen cultura, sino folclor; no tienen arte sino artesanía; no tienen literatura, sino sólo mitos y leyendas orales. Dicho criterio discriminatorio niega el estatuto de literatura a los relatos, canciones, poemas o fábulas indígenas y los nombran por la obligación de nombrarlos de alguna manera como mitos y leyendas a pesar que a nadie se le ocurriría llamar mito, pese a su evidente contenido mítico y fantástico, a obras literarias como las tragedias clásicas griegas, los poemas homéricos, árabes y chinos ni a parte de la literatura moderna que se ha denominado «realismo mágico» ni por supuesto, a las obras fantásticas, míticas más famosas del mundo como lo son La Biblia, El Corán y La Torá. Finalmente, estos libros, como Yuruparí o el  Popol Vuh narran la creación, posiblemente como explicación a los fenómenos naturales o fenómenos que simplemente no podemos explicar y responden a una necesidad de búsqueda interior de todos los pueblos del mundo. Pero también cabe la posibilidad de que nos estén contando la verdad matizada por supuesto de acuerdo a cada cultura, y que la ortodoxia de nuestra ciencia y de nuestra cultura matrix basura, nos obligue a ignorar nuestros orígenes.

Religión, leyenda, mito, historia, integran un curioso caleidoscopio en el que cada uno de nosotros iremos viendo aconteceres, que muchas veces nos llegan a superar, pues estarían indicando que pasado y presente, vuelven a confundirse, a tal punto, que de súbito brota la idea y el sentimiento de que cada vez que deseamos conocer el futuro, debemos sumergirnos en el pasado, pues allí están todas las claves que señalarían nuestro derrotero. Esa es la cuarta dimensión y es allí a donde vamos ahora.

Para saber más del tema:

PDF Literatura viva aborigen colombiana (Clic para descargar)

PDF Literatura indígena colombiana (Clic para descargar)

PDF Cosmogonía en la literatura indígena colombiana (Clic para descargar)

PDF Cosmología indígena amazónica y ecología (Clic para descargar)

PDF análisis profundo de Yuruparí: (Clic para descargar)

Sumer: La tierra de los dioses (Clic para ver)

De Isis a la virgen María (Clic para ver)